Superar el verano libres de adicciones
Superar el verano sin recaidas El verano es el momento ideal para los excesos, licencias, permisos y descuidos. En el caso de las adicciones, el ambiente del verano puede ser un importante detonante de muchos excesos, abuso de sustancias y también recaídas. No son pocos los estudios que muestran un incremento considerable del consumo de la mayoría de las sustancias legales e ilegales en esta época del año. También es un momento en el que se reciben muchas demandas de ayuda de personas o familiares que, por primera vez, sienten que tienen un problema. CONTACTA SIN COMPROMISO ‘¡prohibido aburrirse! ‘ La virtud está en saber gestionar y equilibrar los momentos de tiempo libre que se disponen al tener menos responsabilidades y ocupaciones. Pareciera que el objetivo es evitar aburrirse haciendo algo divertido o motivante a cada momento o aparentar que es así. Recordemos que no se trata solo de pasarla bien, sino de mostrárselo a los demás. Si tomamos en cuenta que una persona promedio puede pasar casi tres horas diarias subiendo contenido, revisando o interactuando con el de otros en las redes sociales. Hoy resulta difícil concebir un buen día de vacaciones sin un poco de postureo en las redes sociales. Es probable que terminemos más agotados que en un día de trabajo normal. Todo esto está muy bien, el problema para el que presenta una adicción o está en riesgo de padecerla es que terminará bajando la guardia y cometiendo aquellos excesos que precisamente debería evitar. En relación con las drogas, no es casual que sea esta estación donde las visitas a urgencias por intoxicación aguda alcancen su pico máximo del año. También es la época donde la mayor parte de las personas, muchos adolescentes entre ellos, realiza su primer consumo. También se ha observado una mayor predisposición hacia el consumo de sustancias que en otras épocas del año. ‘Resacón en verano’ Un estudio científico publicado en julio de 2009 analizó los predictores de las resacas que muchas personas experimentan durante el verano. Para ello se realizó una encuesta a más de 300 jóvenes, a los que se aplicó también la Escala de Resaca Aguda (si, también hay una escala validada para esto). El estudio se llevó a cabo en un resort y en él, los investigadores preguntaban a los jóvenes sobre su experiencia durante la noche anterior. Los resultados fueron muy interesantes, aunque revelaran lo obvio. Beber más de lo que se tenía previsto, sentir los efectos al día siguiente y la cantidad de días que se hospedaban el resort (en los que se repetía el patrón) eran las variables que mejor podían predecir el “resacón”. Un estudio posterior de los mismos autores, se enfocó en establecer los predictores en aquellos turistas que se emborracharon todas las noches durante una semana. Pasados los 12 tragos el 70% de los encuestados, sufriría resaca al día siguiente. Tomemos en cuenta que a partir de cuatro o cinco tragos ya se considera que es una medida de consumo excesivo de alcohol. Lo interesante en ambos estudios es que los niveles de alcohol que se reportaban previo a la estancia en el resort no resultaban un predictor de resacones. Dato también obvio, pero que deja claro el relax de las normas y la tendencia a los excesos que tenemos en este período de vacaciones. Por suerte los investigadores eligieron un enfoque cuantitativo y no uno cualitativo de “observación participante”. Este último enfoque hubiera requerido irse a beber con los turistas del resort. En ese caso, las anotaciones quizás no hubieran sido tan fiables al leerlas al día siguiente. ‘Mucho para muy poco tiempo’ Los excesos del verano tienen otro problema añadido, el tiempo. Las vacaciones pueden que sean muy cortas para todo lo que queremos hacer en ellas. No se puede beber en 15 días todo lo que se podría beber durante un año completo y lo mismo para otras drogas. Con el abuso de sustancias aparecen los atracones y un atracón nunca es recomendable. Muchos terminan en urgencias. El final del verano es un buen momento para reflexionar y ver los patrones de consumo que se han mantenido y también aquellos patrones de abuso que se han convertido en un hábito. A veces el abuso de sustancia se vuelve a casa o se acaba el verano y es hora de preguntarse si existe algún problema. Esto para personas “en riesgo” que han desarrollado un patrón de abuso. En el caso de padecer una adicción es el momento de confrontar las recaídas. Casi siempre, si no se lía mucho la cosa, el tratamiento se pospondrá hasta después del verano. Es una tendencia que mantienen tanto los adictos como sus familiares (codependientes). En cualquier caso, si crees que tú o algún familiar tiene o ha tenido algún problema con las sustancias o comportamientos que pueden considerarse como adictivos durante el verano, no dudes en pedir ayuda. Si un problema se detecta a tiempo es mejor hacerle frente cuanto antes. Una vez que se establece la dependencia fisiológica y psicológica del consumo, abandonar este patrón de conducta no es una tarea sencilla. El camino de este aprendizaje ha sido tallado en piedra desde un punto de vista neuronal. Quizás sea debido a esto que suele decirse que no resulta tan difícil dejar de consumir como aprender a vivir sin consumir. El recuerdo del subidón inmediato asociado al consumo suele ser lo suficientemente potente para inhibir otros más relacionados con las consecuencias adversas y generar un tirón (entendido como ansia por consumir). Casi cualquier emoción o situación es capaz de generar un tirón. De la capacidad y recursos que tenga una persona en recuperación dependerá que pueda mantener su abstinencia. Este es un camino que difícilmente se puede lograr estando solo, se necesita ayuda y apoyo. Recuperarse es cambiar, reconectar y reconfigurar el concepto y la relación que la persona tiene con las fuentes de obtención de placer y recompensa. Desde un punto de vista neuronal, encontrar nuevas fuentes de obtención de recompensa, placer y motivación